¡Ah! Aquellos tiempos, añoranzas y recuerdos invaden mi mente al traer a mi memoria muchos de los dichos de mamá; mismos que escuché con mayor énfasis durante mi niñez y adolescencia. Ella tiene frases para casi cualquier cosa que desee transmitir.
Mi madre usaba y usa su repertorio cada que quiere acentuar alguna cosa:
Como a ella no le gustan las cosas hechas de cualquier forma suele decir: “Haga las cosas bien o no haga nada”.
Si desea enfatizar sobre algo aparentemente seguro pero tiene alguna duda; su frase es: “A veces, en la puerta del horno se quema el pan”.
Dentro de ésa lista usada por mamá, se encuentra una frase poderosa que ha guiado mi vida: “No eres una más del montón; ¡Tú erestú!” esto se alojó en mi mente desde niña ayudándome a comprender que “yo” no soy copia ni duplicado, sino la versión original de mí. Que ése “yo” es exclusivo, soy única. Entendiendo que no hay que comparase con nadie; pues siempre habrá personas que me superen de la misma forma en las que yo he alcanzado más que otros.
Esto, que se llama “identidad” me ayudó muchísimo en los difíciles años de la adolescencia, y por supuesto de adulta. También es cierto que no todo ha sido “color de rosa”, como también dice mami; porque ocasionalmente me ha tocado nadar contra la corriente y ser juzgada por atreverme a pensar y ser diferente.
Como facilitadora he podido observar a muchos, demasiados; queriendo ser como otros, imitando y comparándose con gente de la farándula, copiando sus modas y hasta la vida loca de algunos. Viven ansiando lo glamoroso que aparenta ser ese mundo, en lugar de disfrutar de la propia vida y tratar de mejorarla de alguna manera.
Las comparaciones traen frustraciones y quejas, divagando en un montón de POR QUÉ; por qué no tengo esto, por qué no lo otro, por qué, por qué, por qué. Demasiados POR QUÉ y ningún PARA QUÉ. El por qué es pasado el para qué es futuro. El para qué son metas que nos ponemos, es mirar hacia adelante. Es el PARA QUÉ el que genera ganas y entusiasmo por vivir.
Estoy agradecida con mi madre porque con su peculiar manera de enseñar y preparar para la vida, quizás sin darse cuenta, me ayudó a construir mí identidad y con ella una gran lista de PARA QUÉ, que he ido con ayuda de Dios primeramente, de mi esposo y mis hijos realizando.
Si estás en medio de los que preguntan por qué y se quejan, te exhorto a cambiarlo por un para qué. ¡Dale sentido a tu vida!
¡Sé tú mismo, con todo aquello que te hace ser TÚ!
Intenta buscar no lo que otros digan para que tengas éxito, sino más bien cuál es el verdadero significado de tu paso por esta tierra.
Excelente palabras de sabiduría, que me llevan a ese viaje de mi infancia , donde a diario escuchaba esas palabras sabias, durante mi crianza, mi abuela con su repertorio que tenían un componente emocional que fueron grabandose en mi corazón para luego ser procesada en mi
mente,alma y espiritu, en esas edades era difícil entender la esencia del mensaje, que a lo largo de mis etapas de vida, con la madurez puede comprender y aplicarlas en mi diario vivir. Nunca se olvida la de «Con Amor y rigor»
era su manera de disciplinar.
Sí, así eran nuestras madres y abuelas.