Hablemos Sobre Decisiones

Un día, una hora, un minuto, un segundo…

Lo que decidimos hacer importa, podemos afectar el resto de nuestra existencia de manera positiva o negativa en sólo un segundo.

Quienes conocen la historia del rey David, saben que a causa de la decisión que tomó aquel día; su vida se transformó en tragedias continuas: terribles pleitos entre sus hijos, cuatro de sus hijos murieron, tres de ellos asesinados, una de sus hijas fue abusada sexualmente, fue amenazado de muerte por su propio hijo, por lo cual tuvo que huir;  una triste lista de desastres familiares…

Es imposible no decidir, vivir requiere hacerlo; es una constante en la vida del individuo  va desde cosas muy simples como escoger el vestuario diario, o qué comer; otras más complejas como: la elección de  una carrera, con quién casarse o no casarse, un negocio, amistades, dónde vivir;  algunas bastante complicadas como infringir las leyes; en fin

cada día es imperativo tomar decisiones.

La mayoría de nosotros no podemos saber con certeza de qué forma nos afectará lo que elegimos hacer. Sin embargo sí podemos y debemos pensar antes de actuar comprendiendo que cada cosa que hacemos trae consecuencias.  Lamentablemente cuanta gente hay viviendo irresponsablemente; cuando en el fracaso culpan a otros por las situaciones creadas por ellos mismos.

Muchas son las veces que se toman decisiones por emoción sin pensar en cómo se puede llegar a perjudicar la vida de terceros.  Incluso de aquellos a quienes se dice amar, como es el caso de los hijos cuyo padre o madre guiado/a por su ego decide divorciarse o ser infiel porque se “enamoró” de alguien más; poniendo en riesgo la seguridad, bienestar y estabilidad de los chicos.  Que decir de aquellos que comprometen el bienes familiar con una enorme deuda.  Por otro lado están quienes deciden vivir al margen de la ley y culpan al sistema que los obliga, según ellos, a delinquir.

Otros no logran nunca nada porque optan por no hacer nada que mejore de alguna manera sus vidas; pierden y gastan tiempo indiscriminadamente, pasan su vida entre queja y lamento deseando vivir como quienes aprovechan mejor su paso por esta tierra.

Triste es que se tomen decisiones sin considerar las consecuencias del actuar o no actuar propio; es como si alguien se lanza  de un octavo piso sin pensar en las secuelas.

En el mundo empresarial el riesgo se calcula evaluando los posibles resultados en diferentes escenarios,  considerando el peor de ellos como probable,  al hacerlo se intenta reducir al máximo la incertidumbre y con ella el riesgo. No siempre es posible evitar las contingencias; pero de ocurrir ya están anticipadas y se tienen estrategias para  enfrentarlas.

Así mismo debería evaluarse cada decisión importante en la propia vida, analizándola cuidadosamente, calculando los riesgos, considerando si vale la pena y si estamos dispuestos a asumir las consecuencias por lo que hacemos.

La toma de decisiones sabias y oportunas causa efectos favorables; recordemos siempre la ley natural de la siembra y la cosecha. Así como no es posible sembrar bananos para cosechar manzanas; tampoco es posible que obtengamos resultados distintos a las decisiones que tomamos.

Humildemente les dejo algunas sugerencias 

  • Tomar decisiones sabias, todos sabemos que hay cosas que no convienen.  Si me permiten un consejo es poner siempre a Dios primero y pedirle su dirección. Pero recuerden Dios puede decir NO.  De hecho en algunas cosas ya él dijo ¡NO!.
  • Aprochar el tiempo.  Este es un valioso recurso que se desperdicia con demasiada frecuencia.  El tiempo perdido no se recupera jamás y constantemente se escucha la frase «si hubiera hecho tal o cual cosa» ¿En qué inviertes tu tiempo? o ¿En qué lo pierdes? Nunca sabemos cuánto tiempo de vida tenemos es mejor emplearlo con sabiduría.
  • Asumir responsabilidad por todas las actuaciones propias, no culpando a terceros ni justificándose.  Esto sólo nos mantiene en un espiral sin fin.  No aprender de los errores sólo limita nuestro crecimiento personal. 
  • No permitir que las emociones nos traicionen,  en un post anterior compartí que todo lo interno a nosotros se puede controlar.  Emoción sin razón es descontrol.
  • Asumir retos,  qué sería de nuestra vida sin algo que nos motive a avanzar, a vivir.  Calculando siempre los riesgos,  para  minimizar su impacto; y si son demasiado elevados o difíciles de esquivar. Quizás convenga analizar otras opciones u otra manera de hacer las cosas.
  • Mantener la automotivación.
  • Capacitación constante. “Todo lo bueno puede ser mejor, nada es tan bueno que no pueda mejorarse”.
  • Alimentar la mente adecuadamente.  Así como una alimentación saludable propicia un cuerpo sano.  Una mente sana aloja buenos pensamientos que conducen a mejores decisiones.  ¿Con qué llenas tu mente?
  • Actúa. Nunca esperes que tus problemas se resolverán por arte de magia. Puede que haciendo todas las consideraciones necesarias te equivoques. Es mejor equivocarse,  aprender del error y levantarse que no hacer nada.
  • No dejes que otros decidan por tí.

¡Inspírate y vive!

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