Vida exitosa o vida plena

Un hombre de negocios con una vida personal en ruinas, se ha casado 3 veces y  tenido hijos de sus tres matrimonios, a varios de estos hijos no los conoce, porque nunca pasó tiempo con ellos; ya anciano se da cuenta de que vivió sólo para alcanzar el éxito económico.   

 ¡Que aburrido, vacío y sólo se sentía!

Meditando en su soledad, con una enfermedad terminal, esperando la muerte; no recuerda haber sido realmente feliz alguna vez…

En el momento actual el éxito se mide en dinero, posesiones, etc.,  así vemos que cuando se desea dar la imagen de una persona exitosa se le presenta en lugares lujosos,  rodeado de mujeres si es hombre,  y al lado de vehículos costosísimos;  también nos presentan a artistas famosos,  políticos,  dueños y ejecutivos de grandes corporaciones;  por lo que muchos se confunden y creen que eso es éxito,  cuando en realidad hay tantas cosas valiosas e imprescindibles que el dinero no puede comprar como la salud,  la felicidad,  el amor verdadero,  la paz mental y espiritual,  la vida entre otras.

Veamos la etimología y definición de la palabra éxito. Viene del latín “exitus”, quiere decir salida;  la RAE lo define con las siguientes acepciones:

  • Resultado feliz de un negocio,  actuación,  etc.
  • Buena aceptación de alguien o algo.
  • Fin o terminación de un negocio o asunto.

Ahora veamos algunas definiciones de la palabra negocio, también según la RAE:

  • Ocupación,  quehacer o trabajo.
  • Aquello que es objeto o materia de una ocupación lucrativa o de interés.
  • Utilidad o interés que se logra en lo que se trata,  comercia o pretende.
  • Local en que se negocia o comercia.

Una vez aclarados los conceptos de éxito claramente podemos apreciar lo que no es:

  • No es sinónimo de dinero, posesiones o estatus.
  • No es imitar a otros haciendo lo que ellos hacen,  pues no somos iguales y la misma receta no funciona igual para todos.

El camino al éxito puede ser difícil o fácil,  todo depende de la apreciación de cada uno/a.

Tenemos expectativas,  gustos,  preferencias y personalidades distintas; vastas son las diferencias individuales como para pretender que todo el mundo siga el mismo patrón.

A algunas personas les gusta estar rodeadas de mucha gente o ser el alma de las fiestas,  otras prefieren estar a solas.  Hay quienes son felices viviendo en grandes ciudades,  mientras que otros optan por la vida en el campo.     Algunos desean tener una gran familia,  otros no desean tener familia.          Hay mujeres que eligen quedarse en casa cuidando sus hijos y lo disfrutan,  otras anhelan empleos en grandes empresas.  También están los que se pasan la vida estudiando y cuentan con varias títulos académicos,  sólo porque les gusta aprender cosas;  otros no desean siquiera pisar una universidad y así podría seguir nombrando muchísimas otras diferencias.

Vivimos en un sistema cultural y educativo que nos empuja al consumismo y materialismo;  en donde optar por una vida minimalista resulta contrario  a la corriente actual.  No obstante ejemplos hay de gente exitosa,  que en este sentido,  han roto paradigmas.  Se puede mencionar al expresidente José Mujica  de Uruguay, fue llamado: ‘‘el presidente más pobre del mundo’’, su imagen distinta a la de los líderes políticos actuales.

Él eligió disfrutar de una vida sencilla y austera,  se dice que donaba el 90% de su sueldo a obras de caridad;  manifestando no necesitar tanto dinero para vivir.

Hay otros que con sólo una mochila viajan por el mundo,  sin dinero y sin afanes,  lo hacen viviendo un día a la vez;  logran lo que para muchos son sólo sueños.

Deseas encontrar gente exitosa,  mira a tu alrededor busca ‘’gente feliz’’.  

Soy fiel convencida de que Dios tiene un camino, diseñado justo a la medida de cada uno/a y amablemente nos invita a recorrerlo.

¿Sabes cuál es tu camino al éxito personal?

Sólo tienes que mirar dentro de ti…

¿Cuáles son las cosas que te gustan?  ¿Qué es lo que realmente disfrutas hacer?  ¿Qué es aquello que te llena, te da felicidad y enriquece tu vida?

Si logras responder estas preguntas,  tendrás un rumbo más claro a seguir basado en tus propios gustos y preferencias y no en los modelos que la sociedad actual promueve como exitosos,  algunos de estos vacíos,  llenos de antivalores y sin resultados felices o que valga la pena imitar.

Tú tienes el poder de crear, con la ayuda de Dios, tu propia historia de éxito.

¡Inspírate y vive!

 

 

 

 

Un maravilloso y a veces mal utilizado recurso llamado tiempo

Todo en la vida  requiere orden, armonía y equilibrio, quienes vivimos en este planeta estamos condicionados por el tiempo;  éste debe ser distribuido equitativamente entre todas las facetas que a cada uno/a le toca vivir.

¿Qué es aprovechar bien el tiempo?

En un mundo subordinado al tiempo casi todo se mide de acuerdo él;  así por ejemplo una empresa calcula ganancias y gastos dependiendo de cuántas ventas o cuántos productos se logran hacer en un mes,  cuánto le toma a los colaboradores hacer tal o cuál cosa,  cuánto se debe sacar cada mes en concepto de sueldos;  en fin cualquier actividad realizada en una organización se relaciona directamente con este factor.

También muchos describen a alguien que aprovecha bien el tiempo como aquel que:  más títulos académicos obtiene,  más dinero gana porque pudo conseguir un buen empleo,  trabaja más horas,  tiene un negocio exitoso,  tiene muchas posesiones;  y así estamos  llenos de conceptos que explican el aprovechamiento y gestión del tiempo.

Por supuesto, no se puede quitar méritos a ninguna de estas acciones todas ellas son necesarias;  generan empleos e ingresos que ayudan a tener una mejor calidad de vida.

Pero… ¿Es posible que vivir sólo para producir,  trabajar y hacer dinero tenga la capacidad de conceder una vida plena y feliz?

¿Cuál es la queja constante de quien  envejeció sin siquiera percibir que los años pasaban,  o la de alguien que se le diagnóstica una enfermedad terminal?

Aún no escucho a nadie en tales circunstancias decir que le hubiese gustado trabajar más, tener más dinero o más posesiones.  La  constante siempre es: me hubiese gustado pasar más tiempo con mi familia,  con mis hijos,  con mis padres,  con mi pareja.  Hubiese querido viajar,  hubiese querido hacer… diversas cosas  que dejaron para después y nunca hicieron.

Irónicamente muchos que nunca creyeron en la existencia de un Dios creador,  la incertidumbre de no saber qué les espera del otro lado,  les hace buscar refugio el él y se arrepienten de no haberlo hecho antes.

Del lado contrario cuando un pariente cercano fallece nos gustaría tenerlo nuevamente para pasar más tiempo con él o ella y poder abrazarle o hablarle y decirle lo importante que es para nosotros,  siquiera una vez más.

Es en momentos como estos en  que valoraramos este precioso recurso y  nos damos cuenta que algunos lo desperdiciaron, otros no supieron repartirlo adecuadamente y otros por ciertas situaciones  hemos podido hacer un alto;  valorar lo importante, cambiar de dirección para que al llegar el final de los días podamos sentir satisfacción  esperando haber cumplido los roles que nos correspondieron realizar durante nuestra existencia.   Bien por aquellos  que siempre han sabido disfrutar cada momento.

Si eres de aquellos que  no están conforme con la manera en la que viven  deseando hacer cosas que son posibles y disfrutar más de la vida,  mi pregunta es:  ¿qué te impide realizarlo?   Estás vivo, ahora es el momento.

Atesora cada instante de tu vida, vive intensamente.

Para ser felices no necesitamos alcanzar todo lo que deseamos, sino aprender a disfrutar de lo que tenemos.  El mejor momento para ser feliz y disfrutar de la vida es  hoy,  no sabemos si el mañana nos llegará.

 

Hablemos Sobre Decisiones

Un día, una hora, un minuto, un segundo…

Lo que decidimos hacer importa, podemos afectar el resto de nuestra existencia de manera positiva o negativa en sólo un segundo.

Quienes conocen la historia del rey David, saben que a causa de la decisión que tomó aquel día; su vida se transformó en tragedias continuas: terribles pleitos entre sus hijos, cuatro de sus hijos murieron, tres de ellos asesinados, una de sus hijas fue abusada sexualmente, fue amenazado de muerte por su propio hijo, por lo cual tuvo que huir;  una triste lista de desastres familiares…

Es imposible no decidir, vivir requiere hacerlo; es una constante en la vida del individuo  va desde cosas muy simples como escoger el vestuario diario, o qué comer; otras más complejas como: la elección de  una carrera, con quién casarse o no casarse, un negocio, amistades, dónde vivir;  algunas bastante complicadas como infringir las leyes; en fin

cada día es imperativo tomar decisiones.

La mayoría de nosotros no podemos saber con certeza de qué forma nos afectará lo que elegimos hacer. Sin embargo sí podemos y debemos pensar antes de actuar comprendiendo que cada cosa que hacemos trae consecuencias.  Lamentablemente cuanta gente hay viviendo irresponsablemente; cuando en el fracaso culpan a otros por las situaciones creadas por ellos mismos.

Muchas son las veces que se toman decisiones por emoción sin pensar en cómo se puede llegar a perjudicar la vida de terceros.  Incluso de aquellos a quienes se dice amar, como es el caso de los hijos cuyo padre o madre guiado/a por su ego decide divorciarse o ser infiel porque se “enamoró” de alguien más; poniendo en riesgo la seguridad, bienestar y estabilidad de los chicos.  Que decir de aquellos que comprometen el bienes familiar con una enorme deuda.  Por otro lado están quienes deciden vivir al margen de la ley y culpan al sistema que los obliga, según ellos, a delinquir.

Otros no logran nunca nada porque optan por no hacer nada que mejore de alguna manera sus vidas; pierden y gastan tiempo indiscriminadamente, pasan su vida entre queja y lamento deseando vivir como quienes aprovechan mejor su paso por esta tierra.

Triste es que se tomen decisiones sin considerar las consecuencias del actuar o no actuar propio; es como si alguien se lanza  de un octavo piso sin pensar en las secuelas.

En el mundo empresarial el riesgo se calcula evaluando los posibles resultados en diferentes escenarios,  considerando el peor de ellos como probable,  al hacerlo se intenta reducir al máximo la incertidumbre y con ella el riesgo. No siempre es posible evitar las contingencias; pero de ocurrir ya están anticipadas y se tienen estrategias para  enfrentarlas.

Así mismo debería evaluarse cada decisión importante en la propia vida, analizándola cuidadosamente, calculando los riesgos, considerando si vale la pena y si estamos dispuestos a asumir las consecuencias por lo que hacemos.

La toma de decisiones sabias y oportunas causa efectos favorables; recordemos siempre la ley natural de la siembra y la cosecha. Así como no es posible sembrar bananos para cosechar manzanas; tampoco es posible que obtengamos resultados distintos a las decisiones que tomamos.

Humildemente les dejo algunas sugerencias 

  • Tomar decisiones sabias, todos sabemos que hay cosas que no convienen.  Si me permiten un consejo es poner siempre a Dios primero y pedirle su dirección. Pero recuerden Dios puede decir NO.  De hecho en algunas cosas ya él dijo ¡NO!.
  • Aprochar el tiempo.  Este es un valioso recurso que se desperdicia con demasiada frecuencia.  El tiempo perdido no se recupera jamás y constantemente se escucha la frase «si hubiera hecho tal o cual cosa» ¿En qué inviertes tu tiempo? o ¿En qué lo pierdes? Nunca sabemos cuánto tiempo de vida tenemos es mejor emplearlo con sabiduría.
  • Asumir responsabilidad por todas las actuaciones propias, no culpando a terceros ni justificándose.  Esto sólo nos mantiene en un espiral sin fin.  No aprender de los errores sólo limita nuestro crecimiento personal. 
  • No permitir que las emociones nos traicionen,  en un post anterior compartí que todo lo interno a nosotros se puede controlar.  Emoción sin razón es descontrol.
  • Asumir retos,  qué sería de nuestra vida sin algo que nos motive a avanzar, a vivir.  Calculando siempre los riesgos,  para  minimizar su impacto; y si son demasiado elevados o difíciles de esquivar. Quizás convenga analizar otras opciones u otra manera de hacer las cosas.
  • Mantener la automotivación.
  • Capacitación constante. “Todo lo bueno puede ser mejor, nada es tan bueno que no pueda mejorarse”.
  • Alimentar la mente adecuadamente.  Así como una alimentación saludable propicia un cuerpo sano.  Una mente sana aloja buenos pensamientos que conducen a mejores decisiones.  ¿Con qué llenas tu mente?
  • Actúa. Nunca esperes que tus problemas se resolverán por arte de magia. Puede que haciendo todas las consideraciones necesarias te equivoques. Es mejor equivocarse,  aprender del error y levantarse que no hacer nada.
  • No dejes que otros decidan por tí.

¡Inspírate y vive!

SER o Tener… Que Confusión

Hay quienes al presentarse en ambientes no laborales, parecen estar leyendo su hoja de vida:  Soy el Ingeniero tal,  la Magister tal;  otros están completamente convencidos de que su valor como individuos está relacionado con el lugar donde viven, el carro que tienen y un sinfín de posesiones.

No digo que las tenencias sean malas;  lo que no es bueno es vivir en un sistema  de consumo descontrolado, comprando objetos que probablemente no necesitamos; llevándonos a desperdiciar tiempo, recursos y energía en cosas que no son importantes olvidando lo que realmente lo es. Por otra parte el consumismo mantiene a muchas familias con niveles de deuda terribles.

Tampoco intento decir que los títulos académicos sean malos, o que no haya que tener aspiraciones o sueños. Eso sería más bien lo contrario a lo que intento transmitir.

Analicemos: alguna vez te has preguntado ¿por qué se suicida gente famosa? Claro que los pobres y no famosos también lo hacen.

El punto es, cualquiera que tome esta decisión es porque obviamente no es feliz y no le resulta atractiva la vida a pesar del éxito,  fama y fortuna.

Esto es porque las posesiones no tienen el poder de desarrollar el SER, tampoco pueden llenar un corazón vacío, ni dar felicidad  al alma triste.

El SER no trata de qué tengo  sino de quién soy. SER tiene que ver con IDENTIDAD, con la conciencia de  sí mismo, implica saber quién y cómo soy, conocer mis valores, limitaciones, creencias, sueños, emociones, debilidades, miedos y todo aquello que me hace ser “YO”. Al tener esta conciencia es más fácil entender qué HACER a fin de corregir conductas, temores, alcanzar metas, controlar emociones.  Involucra también hacerse responsable de la propia existencia; pues todo lo interno a mí es posible controlarlo.

El SER debe cultivarse, requiere  HACER cambios diversos en nuestra manera y estilo de vivir, modificar actitudes, pensamientos; es lo que nos ayuda a crecer como personas, a desarrollar el potencial que tenemos. 

¿Cuánto te conoces? Una buena forma de empezar podría ser: “si  aún no sabes lo que quieres o lo que te gusta, haz una lista de lo que sí quieres o te gusta ”.

Ser es superior a tener. EL SER trasciende, nadie me lo puede quitar; el tener es perecedero no sólo lo puedo perder, sino que cuando termine mi camino en esta tierra no puedo llevarlo.

La verdadera felicidad está en saber quiénes somos, qué nos gusta, qué nos apasiona y dedicarnos a aquello que realmente llene nuestras vidas.  Gozar de paz primeramente con Dios  también con nuestro entorno.

De qué vale adquirir  cosas que muchas veces en lugar de darnos dicha y bienestar nos crean mayor estrés, como las deudas, o tener una profesión o empleo que no nos satisface, por bueno que éste parezca.

SER, HACER Y TENER Es un proceso, no existe una varita mágica, siempre toca ir a la acción. Tal como el médico debe ir a estudiar medicina antes de tener la licencia para ejercer.

Por último la felicidad no se trata de lo mucho que logres poseer, sino de cuan plena sea tu vida; tampoco es ausencia de problemas, es un estado (interno a mí) y como tal se puede controlar. Todos somos diferentes, no hay una receta única; se puede ser feliz tanto en la abundancia como en la escasez; eres tú quien decide cómo quieres afrontar la vida.

¡Sé tú mismo/a, conócete  y  crea tu propia historia!

Los Dichos de Mamá

¡Ah! Aquellos tiempos, añoranzas y recuerdos invaden mi mente al traer a mi memoria muchos de los dichos de mamá; mismos que escuché con mayor énfasis durante mi niñez y adolescencia. Ella tiene frases para casi cualquier cosa que desee transmitir.

Mi madre usaba y usa su repertorio cada que quiere acentuar alguna cosa:

Como a ella no le gustan las cosas hechas de cualquier forma suele decir: “Haga las cosas bien o no haga nada”.

Si desea enfatizar sobre algo aparentemente seguro pero tiene alguna duda; su frase es: “A veces, en la puerta del horno se quema el pan”.

Dentro de ésa lista usada por mamá, se encuentra una frase poderosa que ha guiado mi vida: “No eres una más del montón; ¡Tú erestú!” esto se alojó en mi mente desde niña ayudándome a comprender que “yo” no soy copia ni duplicado, sino la versión original de mí. Que ése “yo” es exclusivo, soy única. Entendiendo que no hay que comparase con nadie; pues siempre habrá personas que me superen de la misma forma en las que yo he alcanzado más que otros.

Esto, que se llama “identidad” me ayudó muchísimo en los difíciles años de la adolescencia, y por supuesto de adulta. También es cierto que no todo ha sido “color de rosa”, como también dice mami; porque ocasionalmente me ha tocado nadar contra la corriente y ser juzgada por atreverme a pensar y ser diferente.

Como facilitadora  he podido observar a muchos, demasiados;  queriendo ser como otros, imitando y comparándose con gente de la farándula, copiando sus modas y hasta la vida loca de algunos. Viven ansiando lo glamoroso que aparenta ser ese mundo, en lugar de disfrutar de la propia vida y tratar de mejorarla de alguna manera.

Las comparaciones traen frustraciones y quejas, divagando en un montón de POR QUÉ; por qué no tengo esto, por qué no lo otro, por qué, por qué, por qué. Demasiados POR QUÉ y ningún PARA QUÉ. El por qué es pasado el para qué es futuro.  El para qué son  metas que nos ponemos, es mirar hacia adelante. Es el PARA QUÉ el que genera ganas y entusiasmo por vivir.

Estoy agradecida con mi madre  porque con su peculiar manera de enseñar y preparar para la vida, quizás sin darse cuenta, me ayudó a construir mí identidad y con ella una gran lista de PARA QUÉ, que he ido con ayuda de Dios primeramente, de mi esposo y mis hijos realizando.

Si estás en medio de los que preguntan por qué y se quejan, te exhorto a cambiarlo por un para qué. ¡Dale sentido a tu vida!

¡Sé tú mismo, con todo aquello que te hace ser TÚ!

Intenta buscar no lo que otros digan para que tengas éxito, sino más bien cuál es el verdadero significado de tu paso por esta tierra.

 

¡Suelta el elefante!

 

Orlando, un chico de 27 años, alegre, sencillo y carismático; tenía un negocio que le obligaba a asistir  una vez al mes a cobrar en las oficinas donde yo laboraba.  Él había incursionado en el mundo del emprendimiento 10 años antes siendo aún adolescente;  desde muy joven comprendió el asunto de “hacer que el dinero trabaje para ti y no tú para el dinero” y ahora gozaba de cierta libertad financiera.

(Por cierto en mi bello Panamá, la  mayoría de la gente tiene cero cultura financiera, son víctimas del consumismo para lo cual se  endeudan y sobre endeudan; si lo sabré yo, que por más de 17 años  trabajé en áreas de préstamos. Es increíble ver cómo la gente empeña el salario. Todo lo deben, porque todo lo compran a crédito, hasta las cosas más simples. Inversión y ahorro son palabras desconocidas en esta cultura del despilfarro).

Regresando al tema mi amigo Orlando, a menudo me escuchaba quejarme por situaciones desagradables dentro mi entorno laboral;  un día se me acerca y me dice: “suelta el elefante”, llena de curiosidad le pregunto ¿qué me quieres decir? a lo que él me responde:

El elefante es un animal monumental ¿cierto?   Pero… ¿sabes por qué no se escapa de los circos?

Resulta que siendo un bebé es amarrado a una estaca, en ese momento el pequeño elefante hace innumerables esfuerzos por soltarse, pero todo es inútil, no tiene la fuerza para liberarse. Ya grande con toda la potencia que tiene un animal de ése tamaño, en su memoria continúan los recuerdos de intentos fallidos y simplemente no lo intenta más; en su mente está convencido de que no se puede soltar y se resigna a vivir atado a la estaca.

Así como ese elefante estás tú, con todo el potencial y las ganas de echar hacia adelante pero sin atreverte a romper las cadenas que te impiden ser libre.

Continúa diciendo: suelta el elefante, la plata está en la calle es sólo cuestión de buscarla, el camino quizás no sea fácil pero tampoco es imposible y al final hay gran satisfacción.         ¡Ya lo verás el día que atrevas!

Esas palabras me provocaron un shock, me hizo meditar en las cosas que anhelaba y el estilo de vida que deseaba, me hizo considerar que era posible y alcanzable. Aunque no tomé decisiones enseguida, sino que lo pensé mucho, obviamente dejar un empleo de muchos años y cambiar drásticamente de actividad no es algo fácil; pero cuando lo hice mi vida cambió radicalmente, no me arrepiento del paso que di.

Ignoro si Orlando lo leyó o fue a algún curso motivacional y lo aprendió,  tampoco sé cuáles sean las cosas que te atan;  pero hoy deseo compartir esta experiencia  contigo y espero que cause el mismo efecto que causó en mí.

 

 

 

 

 

 

Estudia para que seas alguien en la vida…

Hablando de identidad, cuántos de nosotros crecimos escuchando esta frase, aún hoy se sigue oyendo a personas que la repiten a sus hijos o para sí mismas.

¿Desde cuándo contar con un título académico o alcanzar algo es sinónimo de ser?

No sé ustedes pero yo soy alguien desde antes de nacer; según mis padres me llamaban por mi nombre  desde el vientre de mamá.

Los conocimientos y estudios académicos son una herramienta para integrarnos al ámbito laboral o bien para desarrollarnos profesionalmente en algún área. No contar con ellos no nos hace más o menos valiosos.

La  identidad personal tiene que ver con la conciencia que tenemos de nosotros mismos, aquello que nos hace distintos y únicos, el conjunto de características propias, de creencias que nos hace ser quienes somos y no alguien más. Valemos  por lo que somos y no por lo que tenemos. (El ser y el tener es un tema que abordaré más adelante)

La vida de cada persona es como una obra de arte; puede ser un lienzo que debes pintar, o un libro que tienes que escribir, añadiendo cada día los nuevos detalles y si algo no te agrada en ti, puedes corregirlo. Nadie puede cambiar su pasado; pero siempre tienes la capacidad de reinventarte e ir construyendo de a poco la persona en la que deseas convertirte.

La rutina asesina

En una ocasión uno de los asistentes a mis capacitaciones me comenta que tiene conflictos en su matrimonio. Su empleo es demandante y no le deja mucho tiempo para dedicar a su familia. Me pregunta qué puede  hacer, puesto que ama a su esposa y no desea perderla.

Le sugiero salga de la rutina y sorprenda a su esposa con cosas que él sabe son del agrado de ella, que intente hacer cosas juntos.

Él empieza a cambiar sus actitudes con respecto al tiempo y actividades con su familia,  e inmediatamente al día siguiente le pide a su esposa que le acompañe a desayunar fuera de casa, en lugar de preparar el desayuno como siempre ella hace;  planea salidas sorpresa a lo que le permite su presupuesto, recuerda el tiempo en que se enamoró y decide reconquistarla, asimismo  se involucra más en las actividades del hogar.

Esta nueva manera de hacer cosas que gustan a ambos, haciéndolas juntos le ayudó y mejoró las relaciones con su esposa y familia.

Con frecuencia nos olvidamos de que sólo tenemos un tiempo en esta tierra, que estamos de paso. A ese tiempo prestado le llamamos vida.  sabemos que estamos vivos porque respiramos y nos movemos.

No obstante a lo largo del recorrido de nuestra existencia, dejamos de hacer las cosas que en verdad disfrutamos y quitamos la atención de lo realmente  importante para nosotros; con ello nos olvidamos de vivir y tan sólo seguimos una rutina que casi no cambia con los años.  En ocasiones debemos pasar por circunstancias que sacuden nuestro mundo y nos hacen reflexionar; es cuándo podemos darnos cuenta de que gastamos nuestras energías en sobrevivir en lugar de vivir y podemos ver con claridad lo que en verdad nos importa.

Pensamos que necesitamos mucho dinero para ser felices o para la realización de nuestros sueños o que ya habrá tiempo más adelante, cuando en realidad no sabemos si el mañana llegará para nosotros.

Vivir a plenitud no sólo es posible, sino sencillo; sólo requiere darse tiempo y aprender a disfrutar.  Puede que en el camino haya que tomar decisiones importantes. Muchos quizás no entiendan lo que hacemos, pero recuerda es tu vida y sólo tú puedes cambiar tu realidad.

Vive cada día como si fuera el último, no sabes si el mañana te llegará

¡Ama, diviértete, disfruta y elimina de tu vida la rutina!